lunes, 15 de abril de 2013

el templo



Las vibraciones orientales han encontrado un aliado en mi. La semana pasada la Universidad se puso de nuevo en contacto con sus queridos alumnos para informarnos sobre la visita a uno de los cuatro templos budistas que hay aquí en Francia, en la región de la Bourgogne du Sud. El templo de las mil y una sensaciones está aislado, en medio de un bosque, en medio de la nada. Supongo que en Occidente nadie quiere saber cosas que vayan más allá del señor y de su espíritu santo. Mi familia es muy católica, intentan ir todos los domingos a la Iglesia para escuchar la palabra. Sin embargo la última generación de nietos les ha salido un poco torcida. Ni mis hermanos ni yo damos un duro por el catolicismo; si hay que creer en algo será más trascendental y cósmico que en los edificios bonitos con frescos y curas con anillos de oro en los dedos que luchan contra la pobreza en el mundo.Vaya hipócritas. 

Pero estad tranquilos amigos religiosos, mi espada endemoniada alcanza su máximo esplendor en mis palabras pues el respeto hacia vosotros va por delante de toda opinión personal. Si tengo que creer en algo será en mi mismo. En mi existencia. Algo así como los budistas. Suena muy a postureo, esa palabrita tan de moda, pero habréis de ver que las máximas de estos practicantes son su propia tranquilidad, serenidad y conexión con el medio terrestre. Os preguntaréis que clase de hierba me estoy fumando mientras redacto estas líneas, pero os diré que ninguna pues solo remito aquí las palabras de un viejo monje amigo que amablemente nos enseñó a unos privilegiados el templo por dentro. El suelo estaba congelado, mis pies descalzos lo notaron y todo mi cuerpo se encogió con un escalofrío. No huele a incienso ni hay muñecos gordos y calvos de porcelana. Hay cruces gamadas dibujadas en algunos tapetes y esteras y creerme, ese símbolo es hindú antes que nazi. El horror y la muerte han conseguido hacer de este símbolo algo que choca a los ojos esté donde esté.


Hay tres figuras inspiradoras : el buda, su enemigo y la madre naturaleza. Todas tienen la misma importancia pues como bien nos dice mi amigo el monje, la historia solo nos la cuentan los vencedores y eso en esta creencia no nos parece justo. Este templo es una morada celestial, una morada eterna para aquellos que queráis renegar de lo clásico. Y yo como soy tan moderno me uno a ellos desde ya mismo.  Pero no os engañéis, ser moderno no es algo malo : 

"ser moderno es vivir una vida de paradojas y contradicciones. Es estar dominado por las inmensas organizaciones burocráticas que tienen el poder de controlar, y a menudo destruir, las comunidades, los colores, las vidas y, sin embargo, no vacilar en nuestra determinación de enfrentarnos a tales fuerzas (...) Es ser, a la vez, revolucionario y conservador vitales ante las nuevas posibilidades de experiencia y aventura, atemorizados ante las profundidades nihilistas a que conducen tantas aventuras modernas, ansioso por crear y asirnos a lo real aun cuando todo se desvanezca en el aire..."

Marshall Berman : 
"Todo lo sólido se desvanece en el aire. La experiencia de la modernidad" 
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Fotos por S E L L O    C L I C K ( Clara Martínez)






2 comentarios:

  1. Que bien escribes! Me ha gustado mucho el post!
    Ya te sigo, donde esta este templo?
    Un saludo desde
    http://letourne-disque.blogspot.com.es/

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